Catalán

Cuando nuestra amiga A. viene a casa, procuramos hablar catalán. A mí me cuesta a veces, pero me alegra mucho tener la oportunidad de practicarlo de nuevo. Ay, echo tanto de menos mi querida Barcelona. Allí estudié y viví desde 1994 hasta 2002, cuando me mudé a Leipzig.

A. habla también cael-gegant-del-pitalán con El Bili. Le canta canciones y le regala libros en catalán. «El gegant del Pi» y «Una serpent em vol pasar» ya se cuentan entre sus piezas favoritas. 

Hace un par de semanas, mientras estábamos en el cambiador, me llamaron de mi antigua Universidad.  Como me hablaron en catalán, contesté en catalán. Apenas un par de frases y El Bili comenzó a decir: «¡Es A.! ¡Es A.!».

Definitivamente, El Bili ya sabe catalán.

Carnaval

Yo nunca he sido de disfrazarme mucho, pero parece que a El Bili le va la marcha. Ayer fue al cole de pirata y hoy de indio. Pero esta mañana se quejaba: en realidad él quería ir de bombero. Aunque luego se lo ha pensado mejor y se ha dado cuenta de que el traje no lo es todo. Aquí tienen el diálogo:

– Mama, Lukas Feuerwehrmann [bombero].
– Sí, y Bili  indio, ¿verdad?
– Mama, Lukas Feuerwehrmann [bombero].
– Sí, mi amor, Lukas va de bombero y tú  vas de indio.

Yo ahí ya empezaba a sentirme culpable por no haberle comprado un traje de bombero al chico. El Bili ha debido de captar mi inquietud porque, tras pensar brevemente, me ha dicho:

– Mama, Lukas Feuerwehrmann, Bili guapo.

¿Qué les parece? Si es que uno tiene que aprender desde bien pequeñito a saber cuáles son sus puntos fuertes. Y en eso mi chico va por el buen camino, porque, por si ustedes no lo sabían, ser bilingüe es sexy. Sí, sí, aquí lo tienen bien clarito (pinchen en la imagen para verla más grande, no tiene desperdicio):

KAPLAN_BENEFITS_INFOGRAPHIC_spanish

Infografía de Kaplan International English

Estrategias (entrada editada)

El Bili comienza a desarrollar diversas estrategias para gestionar la presencia de dos lenguas y la necesidad de comunicarse con ellas. Estas son las más relevantes. La única que me inquieta un poco es la última:

1) Uno detrás de otro:
Primero utiliza un idioma y luego el otro. Por ejemplo, estando en casa de Oma y Opa, al llegar de la calle saluda y a unos les dice Hallo! y a mí me dice ¡Hola!

2) Mitad y mitad:

– ¿Tienes pupa?
– Sí.
– ¿Dónde?
– En Kopf!

– ¡(Sal)chicha ! Lecker!

3) Negar el doblete:
baustelleEl Bili adora las excavadoras. De cualquier tipo. Conoce las dos palabras, pero pronunciar, sólo pronuncia Bagger. A pesar de ello, nunca le ha molestado que dijéramos «excavadora». Con otras palabras no pasa lo mismo. La primera vez que El Bili comenzó a negar el español fue el 18 de enero. Estábamos mirando un libro de música y al señalar el trombón, El Bili decía que no, que eso era una Posaune. No había manera de convencerle de lo contrario. Esa misma tarde, ocurrió lo mismo al pasar junto a una obra: él insistía en que era una Baustelle y la palabra «obra» parecía desconcertarlo. Recientemente ha pasado lo mismo con Robbe y foca. En «El chichón«, Meine mami me mima cuenta con mucha gracia cómo su peque hace exactamente lo mismo… con terribles consecuencias para la integridad física de la mami.

No me preocupa porque se trata de casos aislados. Generalmente va mezclando un idioma y otro y no parece tener ningún problema con ello. Pero hay palabritas que se resisten. Ya veremos si la cosa se queda ahí.